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viernes, 5 de noviembre de 2010

LA S.E.A., UN PASO ADELANTE

En el mes de septiembre hicimos públicos nuestras primeras declaraciones -Por un sindicato de los escritores e Y el resto es silencio- en las que criticábamos fraternalmente a la dirección de la SEA porque, creíamos, después de una primera etapa de fuerte politización y combatividad por los derechos sindicales de los escritores, estaba tomando un cariz demasiado mutualista, mostrando una inquietante falta de reacción ante los propios problemas gremiales (como el reclamo de los pagos de los premios municipales) o en la solidaridad con los reclamos y las tareas de los otros trabajadores de la cultura, principalmente del área de la educación. Señalábamos, también, la ausencia de comunicación entre la dirección y los afiliados y las dificultades para estos últimos de participar en la vida interna de la SEA.

Y esas críticas, lo decimos con alegría, fueron escuchadas. Y tuvieron respuesta. Es de destacar, también, que fueron recibidas en forma fraternal, como habían sido hechas (con ánimo prpoositivo y de construcción) y que se abrió un canal de diálogo que, creemos y esperamos, significará nuevas ideas, nuevos debates, nuevas tareas y un poco de oxígeno para una SEA que, por sumar muchas tareas en pocas manos, lo estaba necesitando.

Pero la única forma de que una organización no se estanque es la participación activa de sus miembros.

Llamamos a todos los escritores, afiliados o no,  a sumarse y participar vivamente de esta aventura que es la SEA para, con el aporte de todos, construir el necesario sindicato de los escritores, que nos una con el resto de los trabajadores y que sirva como herramienta para que, como dijimos en nuestra primera declaración, los escritores argentinos volvamos a pensarnos como miembros de una clase, la de los hombres y mujeres que producen, acentuando lo que singulariza nuestra tarea y también lo que tenemos en común con los demás trabajadores, para con ellos buscar las alternativas a un sistema que ya no tiene respuestas.

Buenos Aires, noviembre de 2010